Alemania, aguerrido hasta el final

Pasó en Sochi lo que para muchos era obvio, pero la forma en que pasó fue lo que paralizó al mundo. Al campo saltó Alemania enrabietada, llena de furia y deseo para llevarse el partido. Durante los primeros 15 minutos, el encuentro era un monólogo alemán. Movían la pelota de acá para allá, a tal punto que entre 5 defensores suecos sacaron el balón de la línea luego de una jugada de Timo Werner. El juego era justamente lo que Löw quería... hasta que Rudy se lesionó. Con uno más en el campo, los suecos aprovecharon para adelantar líneas y sorprender a los alemanes. Así llegó el primer gol de la noche: una mala entrega de Kroos terminó en pies de Tovionen, que levantó el balón sobre Manuel Neuer y metía el pánico en los alemanes.

El segundo tiempo empezó tal como el primero. Löw dio entrada al torero Mario Gómez en lugar de Draxler, y Timo Werner se desplazó a la banda izquierda. Acaba de reanudarse el encuentro cuando Marco Reus encontró al minuto 47 su primer gol en los mundiales luego de una brillante jugada de Werner por la banda que Gómez no llegó a rematar, y que para fortuna de Woodinho, su rebote encontró la red. Con ese gol, Alemania se creyó capaz de ir a por el partido. Los balones rápidos, pelotazos y centros sobre el área sueca se convirtieron en el resumen del segundo tiempo, y si el marcador no se movió fue porque Olsen sacó 2 manos milagrosas. Suecia se dedicó a jugar al contragolpe: atrincherándose en su área y esperando que Berg cazara algún balonazo largo. 

Alemania intentaba golpear una y otra vez el arco defendido por Olsen, pero no lograban nada; y encima el tiempo pasaba muy rápido. Con un asedio total sobre Olsen, se dio un contragolpe cortado por Boateng en el 83', falta que le significó la segundo amarilla y la expulsión. Parecía que a Suecia todo le salía bien. Clasificados de momento, y con superioridad numérica. Sin embargo no fueron a buscar el partido y Löw hizo una jugada temeraria pero acertada: retiró a Hector del campo y dio entrada a Brandt. Durante los últimos 10 minutos se pudo observar a  11 suecos defendiendo y 9 alemanes atacando. Y cuando el partido estaba por dar su último suspiro, derribaron a Werner en el lateral del área. Toni Kroos tomó el balón, y una vez definida la estrategia con Reus, llegó el zarpazo. Un toque para que Reus la detuviera y para que Kroos metiera el interior del pie... el balón se clavó en el  segundo palo del portero Olsen, y la remontada estaba consumada. Como fue dicho en su momento: "A los alemanes se les gana hasta que el árbitro pita el final del partido". Palabras más ciertas nunca fueron dichas en el mundo del fútbol

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